Aprendi a ser fuerte
ocultando mi rabia
sobreponiéndome al dolor
secando sin más, mis lagrimas.
Renaciendo de mis pedazos
de lo poco que dejaron
aquellos a quienes amé
aquellos en quienes confié.
ahora con un nuevo amanecer
me levanto mas fuerte
mucho más fuerte que ayer
no me pudieron vencer.
Un árbol de ramas grandes
tan grandes como mis sueños
con raíces profundas y mexicanas
que al son de la alegría baila.
Un árbol hermoso y ameno
a pesar de tormentas y sequías
con orgullo porto sus raíces
y jamás abandono sus frutos.
Texto: Díaz, Laura.
Imagen: Miguel Navarro.
México. (24 de marzo, 2017)
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