Hablo de mis queridos viejos
como si los estuviera mirando,
mis ojos saben de llanto
de llanto mudo y lejano.
Mis locos amores, mis sueños
y ahora que admiro lo vivido
se que hice lo mejor que pude
que cada lagrima ha valido.
¿Qué más queda? sino vivir,
¿qué más anhelo? sino seguir,
caminando con el tiempo
sin miedo nunca más, de morir.
Díaz, Laura. México. (15 de diciembre, 2016).
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Fotografía: Miguel Navarro