Entonces la miré,
triste, distante, sola
pidiendo en su mirada
un poco de lo que una vez
disfrutar pudimos.
Sola , distante y sola
desgraciadamente ya acabo
todo aquello que fue
sincero, eterno y fugaz
ya no queda nada más.
La miré triste y sola
defendiendo su ingrato orgullo
a base de carcajadas y gritos
tratando de ocultar
que no es tan bella la soledad.
Y no es que la haga menos
pero no hay que platicar
ni siquiera nuestras miradas
se pueden entre ellas comunica
ya no ha quedado nada.
Díaz, Laura. México. (17 de noviembre, 2017).
Imagen tomada de: https://manejodelduelo.com/wp-content/uploads/2014/08/tan_sola.jpg