Carta Número 1.
A comenzado a correr el tiempo otra vez, y conforme se van secando mis lagrimas, corre un poco más rápido cada vez.
El sol vuelve a iluminarme, los problemas no me consumen y cualquier aventura es agradable, comenzar una nueva rutina, salir a caminar o hacer ejercicio, conocer gente nueva, una película o cualquier actividad es nueva y fresca.
Ya no te odio, ni te espero, ni te compadezco, eres un montón de letras que se quedaron en la pagina anterior.
A veces lloró, me provoco el llanto con canciones tristes o poesía pero ya es poco, y menos doloroso, tengo que exprimir hasta el ultimo recuerdo doloroso para que deje de doler y comience a sanar.
Ya no me emocionan tus mensajes ni tu rostro, ahora son solo un fantasma de todo aquello que una vez quisimos pretender.
Es como un suspiro que se escapa y deja un vació, y no sabemos porque.
No te deseo mal, ni te deseo bien, las cosas caen por su propio peso y las indecisiones también, el mundo no paro de rodar ni el aire se termino.
Todo sigue igual e incluso mejor, no duele soñar, ni pensar, ni mucho menos vivir. Es un tipo de libertad disponible solo para quien se atreve a seguir.
Díaz, Laura. México. (18 de septiembre, 2017)
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