Mire al cielo, quería arrancarme el corazón del pecho
y ofrecerlo a mi único y verdadero amor eterno.
Era silencio, lo que siempre nos unió
y aquello de lo que tanto escapé.
Porque solo el silencio, en el verdadero silencio
Él en su inmensidad sabía sanarme.
Porque hay heridas que simplemente,
nadie puede comprender ni amar como Él puede hacerlo.
Porque hay dolores que solo Él comprende.
Solo Él y yo en silencio, así es nuestro amor,
y más que mío, SU AMOR.
Silencio dentro de mi.
Silencio haciendo espacio,
sanando e iluminando
mis miedos, mi incertidumbre,
mis lágrimas, mis daños.
Díaz, Laura. México (09 de marzo, 2021).
Imagen de Rodolfo Quevenco en Pixabay
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS